Donde cada verso se convierte en una frontera o una patria, donde no te importa que la presion diplomatica o higienica con su purga redentora te ponga los acentos, donde se encierre el ultimo lugar del mundo, podemos llamarlo Literatura. Alli no hace falta pasaporte ni regimen. (Y la ideologia o el catecismo lo forma solo la cabala o la alquimia que son los simbolos magicos del alfabeto, no del alfa-veto).
Aunque mi Literatura es una patria minuscula, caben tambien un par de trincheras, aqui no hay tildes delatoras.
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