11 agosto 2008

Diferente


SHIMAKI AKAHIKO (1876 - 1926)

¿a donde ha ido ese perro
que rondaba por aquí?
Esta noche he pensado en él
una vez más
antes de acostarme.

Romani


Mi primera guerra Gila

Aquí os dejo un monólogo menos conocido de mi admirado Gila, que lo disfruteis.Les voy a contar a ustedes por qué fui a la guerra. Yo trabajaba de ascensorista en unos almacenes, y un día, en lugar de apretar el botón del segundo piso, apreté el ombligo de una señora gorda, que era la mujer del gerente, y me despidieron. Me fui a mi casa y me senté en una silla que teníamos para cuando nos despedían, y vino mi tío Cecilio con un periódico que traía un anuncio que decía: "Para una guerra importante, se necesita soldado que mate deprisa". Y dijo, mi abuela: "Apúntate tú que eres despabilado". Y dijo mi hermana: "Pero habrá que comprarle un caballo", pero no lo vendían suelto, tenía que ser con carro y con basura, y dijo mi madre: "Vas a llenar la guerra de moscas, es mejor que la hagas a pie, pero limpio". Entonces mi madre me hizo una tortilla de escabeche y me preparó un termo con caldo y me fui a la guerra. Cuando llegué estaba cerrada, pero había en la puerta una señora que vendía bollos y torrijas, y le pregunté: "Señora, ¿es ésta la guerra del catorce?". Y me dijo: "No, ésta es la del veintiséis, la del catorce es más abajo". "Y sabe a qué hora abren?", pregunté otra vez. Y me dijo: "No creo que tarden mucho porque ya han tocado la trompeta". Entonces me senté en un banco, con un soldado que no mataba porque estaba de luto, y cuando abrieron la guerra entré, pregunté por el comandante y me dijeron que no estaba porque había ido a comprar tanques y albóndigas para el ejército, así que me esperé, y cuando llegó el comandante le dije: "Que vengo por lo del anuncio del periódico, para matar y atacar a la bayoneta y lo que haga falta". Y me preguntó: "Tú que tal matas?".Y dije: "Yo flojito, pero cuando me entrene voy a matar muy deprisa". Y me preguntó: "Traes cañón?". Dije:" yo creía que la herramienta la ponían ustedes". Y me dijo: " Es mejor que traiga cada uno el suyo, así el que rompe paga". Dije: "Yo lo que traigo es una bala que le sobró a mi abuelo de la guerra de las Filipinas. Está muy usada, pero lavándola un poco...". Y dijo el capitán: "Y cuando se te acabe la bala ¿qué?". Dije: "La ato con un hilo, disparo, tiro del hilo y me la traigo otra vez". Y dijo el comandante: " Y si se te rompe el hilo, pierdes el hilo y la bala". Y dije:"Lo que puedo hacer es disparar, ir a buscar la bala y traerla otra vez". Y dijo el teniente:"Es que no vamos a estar pidiéndole una tregua al enemigo cada vez que tengas que ir a buscar la bala. Además, esta bala es muy gorda para los fusiles nuestros". Y dijo el sargento, que era bajito por parte de padre: "Pero limándola un poco...". Y el teniente le llamó imbécil y le arrestó seis días de calabozo por tonto. Entonces me dieron un fusil y seis balas y me dijo el comandante: "Hale, ponte a matar! Aquí se mata de nueve a una y de cuatro a siete, y los sábados por la tarde hacemos semana inglesa". Y me fui a la trinchera, y estaba yo matando tan calentito, con mi tortilla de escabeche y mi fusil, y dijo el capitán:"Prepárate, que vas a ir de espía". Me pusieron una peluca rubia con tirabuzones, una minifalda, una blusita de seda natural, unos zapatos de tacón alto y me fui hasta el enemigo y dije: "Hola!". Y dijo el centinela enemigo:"Qué quieres?". Dije:"Soy Mari Pili". Y dijo:"Tú hace poco que trabajas de espía ¿no?". Dije: "desde hace dos horas". Y me dijo:"Te lo he notado en los pelos de las piernas, ¿Y qué quieres?". Dije:"Que me ha dicho mi comandante que nos deis el avión". (como nos llevábamos bien con el enemigo, con un avión nos arreglábamos todos: los martes, jueves y sábados lo usábamos nosotros y los lunes, miércoles y viernes lo usaba el enemigo, y los domingos se lo alquilábamos a una agencia de viajes, para cubrir gatos). Y me dijo que no me podía dar el avión porque le estaban poniendo un grifo para que fuera a propulsión de chorro. Volví a mi trinchera, le dije al comandante que no me habían querido dar el avión y dijo:"Déjalos, si arrieros somos, y en el camino nos encontraremos!!. Y ahora vas y les bombardeas a pie". Así que me pusieron una bomba debajo del brazo y llegué otra vez donde el enemigo, y me dijo el centinela: "Otra vez, Mari Pili? Y ahora qué quieres?". Dije:"Vengo a tirar la bomba". Y me dijo el comandante enemigo: "A ver si vas a dar a alguien, gracioso". Dije:"Yo soy un mandao, y obedezco órdenes". "Pues muy bien, si obedeces órdenes yo te ordeno que tires la bomba en un charco para que se moje y no explote". Y así lo hice. Tiré la bomba en un charco y no explotó y no maté a nadie. Y cuando volví a mis trincheras, dijo el coronel:" A buenas horas vienes!!". Dije: "Qué ha pasado?". Y dijo: "Que se ha terminado la guerra, que ha venido la policía y como no teníamos al día la licencia de armas se nos han llevado los tanques, los cañones y las ametralladoras". Entonces nos repartimos las albóndigas y las patatas y el perejil de Intendencia y nos fuimos cada uno a su casa y ya no maté a nadie.

LA HISTORIA DE MI VIDA Gila

Les voy a contar a ustedes la historia de mi vida, que es de mucha pena. Así que si algún enfermo del corazón que se tape los oídos.Yo tenía que haber nacido en diciembre, pero no me habían terminao el abrigo y me estuve esperando pa' nacer en agosto, con todo el calor.Y nací, no estaba mi mamá en casa, había salido a pedir perejil a una vecina, y yo nací solo. Y bajé a decírselo a la portera. Dije:-Señora Julia, que... que soy niño, que he nacido y no está mi mamá en casa, ¡a ver quién me da la merienda!Y me dio de merendar la portera. Muy poquito, porque de joven había sido nodriza y había criao once niños y el cajero de un banco, que luego ni se casó con ella ni nada.Y subí a mi casa y cuando vino mi mamá salí a abrir la puerta y le dije:-¡Mamá, he nacido!Dijo mi mamá:-¡Que sea la última vez que naces solo!Y me preguntó que si me había puesto polvos de talco, dije que sí que los había agarrao de la cocina y dijo:-¡Idiota...! Te has puesto el pan rallao.Y entonces escribimos una carta a mi papá, que trabajaba de buzo en París, y vino corriendo, dijo "ahora sí que hay que trabajar", porque ya éramos muchos en mi casa.Éramos nueve hermanos, mi papá, mi mamá y un señor de marrón, que no le conocíamos, que estaba siempre en el pasillo y dormía allí la siesta.Y mi papá se puso muy contento porque hacía ya mucho tiempo que no nos veía.Y como éramos muy pobres y teníamos poco dinero, pues en lugar de gastárnoslo en champán y en tasis y eso, lo echamos en una tómbola y nos tocó una vaca. Bueno, nos dieron a elegir: la vaca o dos pastillas de jabón. Dijo mi mamá:-La vaca, que es más gorda.Y dijo mi papá:-¡Tú con tal de no lavarte, lo que sea!Y llevamos la vaca a casa y la pusimos de nombre Matilde, igual que una tía mía que se había muerto de una tontería. Mi tía se murió porque tenía un padrastro en un dedo, de esos pellejitos, empezó a tirar, a tirar, a tirar y se peló todaY la vaca la pusimos en el comedor, pero todas las visitas se sentaban con la vaca, y luego ni olían a visitas ni nada. Y dijo mi mamá:-¡Pa' tener visitas y no poder olerlas....!Y dijo mi hermana:-¡Eso! -que a mi hermana le gustaba decir cosas-.Y entonces dijo mi mamá:-Ahora eliges entre la vaca o yo.Y dijo mi papá:-Son amores distintos... -y nos quedamos con la vaca-. Y la pusimos en el balcón, pa' que tuviera fresca la leche. Se conoce que tenía un cuerno flojo, se le cayó a la calle y le dio a señor de luto. Y subió muy enfadao y cuando salió mi papá a abrir dijo:-¿Es de usted?Y dijo mi papá:-Yo qué sé, yo que sé -porque mi papá era muy despreocupao-.Y el tío del cuernazo se murió y a mi papá lo metieron preso y se escapó un domingo por la tarde, que no había tasis, y dijo "estoy libre" y se le subió a un señor encima y dijo: "¡Hale, a los toros!" Y lo tuvo que llevar.Y allí le volvieron a detener y entonces, como seguíamos siendo pobres, mi mamá me abandonó en la puerta de unos marqueses, que eran ricos y tenían corbatas, y sopa, de todo. Y por la mañana salió el marqués, me preguntó cómo me llamaba y dije:-Como soy pobre, Pedrito.Dijo el marqués:-Desde hoy te llamarás Luis Enrique Carlos Jorge Alfredo.Y luego me llamaba "Chuchi", y quería que estudiara, para saber dónde están los ríos y eso, pero yo me escapé y me coloqué de ladrón en una banda. Pero lo tuve que dejar enseguida porque me puse enfermo, y todo lo que robaba lo devolvía. Y fui a ver al médico y me dijo que solo podía robar caldo y pescao blanco, y para andar así, pues mejor no.Entonces me coloqué con un fotógrafo, ¡que era muy bueno! ¡Muy bueno! te sacaba muy favorecido. A lo mejor retrataba a un pordiosero todo canijo, sucio, ahí, todo roto, pequeñijo, y en la foto le salía un ingeniero con los ojos verdes ¡que daba gloria!Y un día me equivoqué, puse dinamita en lugar del magnesio, y maté una boda.¡Vamos, quedó un invitao...! pero muy torcido... ni parecía invitado ni nada.Y además, como no sabía multiplicar, pues no podía hacer fotos de 6 x 9.Así que me echaron, y ahora ya no hago nada. Solo andar despacito, y sentarme... algunas veces.Y esta es mi vida. Buenas tardes, o, lo que sea

¿Es la guerra? ¡Que se ponga! (Miguel Gila Cuesta)

Para Ben

¿Es la guerra? ¡Que se ponga! Explicaba que desde que nació hasta cumplir los tres años fue una hermosa niña de ojos azules y rubios tirabuzones, pero como la gente de aquella época era muy antigua empezaron a criticarle porque decían que los niños tenían que ser morenos y con bigote; así que no le quedó más remedio que hacerse niño. Hecho casi medio hombre y con cuatro pelos de bigote se enroló en el 5º Regimiento del Ejercito Republicano, y después de pasar hambre y correr mas que un galgo, fue hecho prisionero y fusilado en Córdoba por las tropas del General Yagüe. Según él, lo fusilaron mal porque estaban borrachos y no acertaron. Decía que prefería tres guerras a un servicio militar: " ¿Qué es eso de derecha, AR; media vuelta, AR; izquierda, AR? ¿ Y la manía que tienen de que todos vayan al mismo paso, pierna arriba, brazo abajo, derecha, izquierda, derecha izquierda derecha, AR? Si parecen coristas." En el año 1951 debutó en el teatro con sus inolvidables monólogos y teléfono en mano (cabe recordar que Telefónica le obsequió con un teléfono de plata por lo mucho que hizo el humorista con el teléfono durante más de 40 años), y a través del cual comunicaba la maldad de los hombres dicha con la ingenuidad de los niños. ¡Y cuánto sabia y lo que se callaba! - ¿Está el enemigo? ¡Que se ponga!. Que hoy no disparéis de 4 a 6 porque dan el Tour, y que a ver si me devolvéis la bala porque no me quedan más. - ¿Está Dios?. ¡Que se ponga!. - Que me da igual el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo; ... es igual ¿eres San Pedro? - Bueno, que por aquí debes tener a uno vestido con una camisa roja y con un teléfono en la mano,... si, si, ... que comunica y no puedo hablar directamente con él. Le dices que soy su sargento, que cuelgue y que vuelva, porque estábamos en formación y les di descanso, y el se ha marchado al cielo.