Placerdo sería un placer cerdo, según Oliverio, un placer destinado al animal de su denominación, no al hombre. La Más-Médula pertenecería única y exclusivamente al corazón de los poetas porque esa cavidad estaría preparada como una bóveda de crucería para soportar los sentimientos que los escritores dejasen allí como Ben Gun se escondía del tesoro en su isla.
El negocio es la felicidad que sienten los aficionados a la bolsa y la negación, asímismo, del ocio.
Converso es la charla amena que sostiene un poeta con otro, coloquial, y en esta se llega al éxtasis, palabra que no admite otro final.