Mutaciones
MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN
EL PAÍS, 22 / 3 / 1999.
Me atraen los casos de esenciales reconversiones ideológicas, especialmente los que implican transmigración de las almas o incluso transubstanciación. Si bien nuestra transición ha dado para todo un tratado de transfuguismos, poco se ha hablado todavía de la transmigración de las almas, evidente en el caso del señor Gortazar (bandera roja, es decir, a la izquierda del PCE en su juventud, luego afiliado al PCE tras el encuentro teologal entre Bandera Roja y Carrillo y ahora destacado pepero, flagelo del castrismo y uno de los más fieles apologetas de Mas Canosa). Migró el alma guevariana que había descendido sobre Gortazar desde Sierra Maestra y fue sustituida por la de Mas Canosa, que bajó a buscarle desde Monte Peregrino, la montaña sagrada neoliberal.
En cambio, el señor Piqué es caso de transubstanciación, puesto que viene del PSUC (los entonces llamados comunistas catalanes), y ahora se bate el cobre por el PP tras pasar como un alma en gloria por los aledaños del pujolismo. Piqué, descubierto por Borrell como el eslabón débil del PP, ha tenido que defenderse de la sospecha de un enriquecimiento poco escrupuloso. Tras su desliz comunista (tan formativo para los hijos de la burguesía como el excursionismo a lo Baden Powell o el voluntariado en la Salvation Army), descubrió que el futuro existe y hay que afrontarlo desde la teología de la seguridad, sobre todo en estos tiempos en que el neoliberalismo crea neopobrezas. Quien a los veinte años no era pobre y rojo no tenía corazón; pero quien a los cuarenta sigue siendo pobre y rojo es un gilipollas, carne de banquete caníbal neoliberal.
Borrell no lo entiende, pero Piqué, que fue comunista y hoy es neoliberal, merece un máster en transubstanciación en la tierra y sentarse en el cielo, por lo menos, a la diestra del presidente del Banco Pontificio.
Mejor mutante que fósil
GUILLERMO GORTÁZAR
EL PAÍS, Cartas al director, 4 / 5 / 1999.
Al señor Vázquez Montalbán le atraen los casos de reconversiones ideológicas y por ello nos ha dedicado una columna a este diputado y al ministro de Industria, señor Piqué. Personalmente agradezco al señor Vázquez Montalbán que me reconozca la "mutación", toda vez que, por propia naturaleza, mutar es algo positivo. En efecto, las mutaciones son un mecanismo biológico, dentro de la moderna teoría de la evolución, que sirven para mejorar las especies. Por ello estoy orgulloso de ser un mutante, de haber cambiado desde un cierto romanticismo juvenil, en el que imperaba sobre todo una general rebeldía antidictatorial, a un liberalismo respetuoso, conectado con la realidad de nuestro tiempo, en el que la experiencia y la evidencia son los datos esenciales, y estas referencias son las que deberían hacer reflexionar a quienes no mutan en absoluto y se convierten en fósiles, como es su caso.
Y es que, señor Vázquez Montalbán, es mejor ser mutante que fósil. Los fósiles, a diferencia de los mutantes, están en vitrinas, en los museos, petrificados ante el paso del tiempo. Me recrimina usted ser "flagelo de Fidel Castro". Lo lamento, pero yo siempre he caído del lado de la libertad, y por ello no puedo compartir su admiración por Fidel Castro. Comprendo que un fósil admire a otro fósil y le dedique una hagiografía. Supongo que su próxima publicación será un libro elogioso de Milosevic, otro fósil. Entretanto, le reitero mi agradecimiento por colocarme en el lugar más lejano posible de sus preferencias en lo que se refiere a la evolución de las especies.