Como escritor que trabaja sobre la materia fantastica, el alfabeto no tiene un juicio justo, debo confesar que el ultimo escrito parte, igual que el grueso de la obra dada, de la posibilidad inasible de la lengua -de una lengua poco literaria, pudorosa y sentimental-. Lo cierto es que este espacio esta sin estado y sin sitio: nada hay que un escritor pueda habitar, puesto que la renta que debiese no alcanza el grado de casero fisgon o periodista cotilla que muchos pretenden para tal oficio.