15 mayo 2008

Antonio Enrique

El ruiseñor

EL RUISEÑOR qué pequeño
bajo la bóveda estelar completa.
¿Qué es un ruiseñor
a la curvatura de Júpiter, a los aros
de Urano, al peso de Saturno? ¿Cómo sería de diminuto
en la corteza de los astros más remotos?
Y sin embargo él es el eje
del mundo. Él es
el solo despierto
cuando todo lo inerte arriba
y abajo dormita en silencio.Y sólo existe su amor.
Su amor tan pequeño, en su cuerpo pequeño,
que resuena lejos y lejos,
más allá que nunca de las estrellas.
Su canto color
de los albaricoques.
En las ramas del árbol estelar,
el ruiseñor canta.
Va cayendo el rocío.

“Canto de la certificación de la vía” Yong-kia Hien-Tsiue

Yong-kia: No tengo tiempo que perder.
El problema de la vida-muerte es demasiado importante.
Nuestra existencia es efímera y cambiante.

Hui-neng: ¿No has realizado el principio del no-nacimiento,
que resuelve el problema de la impermanencia?

Yong-kia: Cuando se ha realizado el no-nacimiento
y se ha captado en su carácter súbito el aquí y el ahora,
ya no hay nada.

Hui-neng: ¡Eso es! ¡Eso es!

La otra conversación que mantuvieron fue cuando inmediatamente Yong-kia decidió marcharse:

H: ¡Te marchas muy deprisa!

Y: ¿Cómo habría rapidez, si desde el origen no hay movimiento?

H: ¿Quién te dice que no hay movimiento?
He aquí otra opinión de la mente.

Y: Eres tú quien ha creado una diferenciación.

H: Has comprendido realmente el principio del no-nacimiento.

Y: ¿Tiene un sentido el principio del no-nacimiento?

H: No, no hay significado, ni siquiera del no-nacimiento.

Y: Si no hay significado, no hay nadie para comprenderlo.

H: Tampoco comprender tiene significado.