"Tomiko no podía concebir que Nagayuki también volviera algún día vestido de brocado. Incluso de ser cierto que en América los dólares se encontraban a montones por la calle, Nagayuki preguntaría diez veces, antes de agacharse para recoger uno solo, a quién pertenecerían. Tomiko ahuyentó la idea de que Nagayuki pudiera ganar dinero rápido, al igual que Eda con sus espaldas encorvadas, en un trabajo poco honrado. Sabía cuán puro era Nagayuki en su corazón y cuán poco podría cambiar, incluso si las circunstancias se lo exigían. Tomiko no podía en absoluto compartir los grandes proyectos que el padre hacía a costa de Nagayuki. Le preocupaba que Nagayuki, una vez solo en América, fuera explotado por gentes como Eda. 'Debo ir con él', volvió a pensar"
de Hisako Matsubara