28 diciembre 2003

SANGRE, VAMPIROS, LITERATURA, MACHISMO

Si el vampiro puede morder, hipnotizar las vaginas (nunca vi un vampiro gay, a-no ser que se acuda al porno), comportarse como un macho rey de los hunos, rendir la "romantica" y pervertida voluntad del sexo "debil" (hablamos no de Nosferatu, cabeza entre cebolla y ajo, sino del obseso de Stoker y su cinematografica y sexy caratula o mascara engominada), la literatura se vuelve genital falo.
Hay que remontarse a las cavernas para que la literatura de baston y mando pase por encima del bucolico y languido Garcilaso ("por vos he de morir y por vos muero"). Aqui, el vampiro quiere su sangre, su racion y con eso, la tuya. (Ya se sabe que el semen no es otra cosa que el vicio que nos riega el corazon, el cerebro y la corteza). Sangre, pues con sangre -como decian los dramaturgos barrocos- se lava la honra.

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