Hay quien dice que en la carrera de la literatura se debe mantener la regularidad para llevarse el triunfo, la constancia, el sacrificio, el sudor frente al escritorio y pedalear sobre el boligrafo para alcanzar una meta volante -parecida al filme del mago del suspense, "Con la muerte en los talones", "Marnie, la ladrona", a partes iguales con Kubric y su "Espartaco", "La ultima tentacion de Cristo" y "La pasion" de Gibson, no Ian Gibson, sino Mel-.
Y tiene merito, porque no es comodo hacerse kilometros y kilometros de papel sentado sobre un sillon incomodo, con la espalda arqueaday asqueada frente a la presion, doblemente doblada por los perseguidores propios y ajenos: la comunidad, los recibos, el manager, fans facturas que te van a la zaga.
Y la cadena engrasada, la tinta que a veces, por el frio invierno se congela, tiene que hacer funcionar el engranaje de forma perfecta...
Y pasar estas dificultades cada dia, de forma rutinaria, sufriendo, para alcanzar la cima de un capitulo, la contrarreloj de un verso...demasiada vuelta...
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