Tras un parentesis sin parentesco sintactico, sin el dramatical poema sinfonico que me produce valores cada vez que una linea pase a maxima, un indice bursatil y versatil que puebla las subidas y descensos o decesos mercantiles del valor de estas letras, de graficas electrocardiogramaticalizadas, cuya tinta se hace sangre: numerador y denominador, binario, invertido, con la perversion y la complicidad de un tiempo atrapado, sin tal medicina, solo un cheque me hace que una linea pueda ser escrita. Todo es cuestion de principios, o sea: de empezar.
Por eso he decidido leer los post postergados, los que nunca me atreveria a dejar de leer y deje, los que aumentan la capacidad poetica de un avion porque son los motores que lo mueven: un avion vuela gracias a la cantidad de poesia que sus pasajeros son capaces de desarrollar o recitar en pleno celeste espacio.
Por eso tuvo la necesidad de haber comprendido el que escribe al que no escribe, entonces de ahi la semana de pensamiento, la semana de reflexion o irreflexion, de genuflexion espiritual sintactica o sintagmatica, de ascetismo lingual o atletismo vacuo en el acento.
He ahi que mi visita a los demas sea mi propio descanso: demasiada letra inutil en este recuadro.
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