18 octubre 2006

OTRO POEMA DE ROBERTO JUARROZ

Hago un pozo
para buscar una palabra enterrada.
Si la encuentro,la palabra cerrará el pozo.
Si no la encuentro,
el pozo quedará abierto para siempre en mi voz.
La búsqueda de lo enterrado
supone adoptar los vacíos que fracasan.

UN POEMA DE ROBERTO JUARROZ

Inventar el regreso del mundo
después de su desaparición.
E inventar un regreso a ese mundo
desde nuestra desaparición.
Y reunir las dos memorias,
para juntar todos los detalles.
Hay que ponerle pruebas al infinito,
para ver si resiste.

UN POEMA DE OLIVERIO GIRONDO

A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración.
Mientras aquéllos se pasan la vida colgados de una soga o pegando puñetazos sobre una mesa, yo me lo paso transmigrando de un cuerpo a otro, yo no me canso nunca de transmigrar.
Desde el amanecer, me instalo en algún eucalipto a respirar la brisa de la mañana. Duermo una siesta mineral, dentro de la primera piedra que hallo en mi camino, y antes de anochecer ya estoy pensando la noche y las chimeneas con un espíritu de gato.
¡Qué delicia la de metamorfosearse en abejorro, la de sorber el polen de las rosas! ¡Qué voluptuosidad la de ser tierra, la de sentirse penetrado de tubérculos, de raíces, de una vida latente que nos fecunda... y nos hace cosquillas!
Para apreciar el jamón ¿no es indispensable ser chancho? Quien no logre transformarse en caballo ¿podrá saborear el gusto de los valles y darse cuenta de lo que significa “tirar el carro”?...
Poseer una virgen es muy distinto a experimentar las sensaciones de la virgen mientras la estamos poseyendo, y una cosa es mirar el mar desde la playa, otra contemplarlo con unos ojos de cangrejo.
Por eso a mí me gusta meterme en las vidas ajenas, vivir todas sus secreciones, todas sus esperanzas, sus buenos y sus malos humores.
Por eso a mí me gusta rumiar la pampa y el crepúsculo personificado en una vaca, sentir la gravitación y los ramajes con un cerebro de nuez o de castaña, arrodillarme en pleno campo, para cantarle con una voz de sapo a las estrellas.
¡Ah, el encanto de haber sido camello, zanahoria, manzana, y la satisfacción de comprender, a fondo, la pereza de los remansos.... y de los camaleones!...
¡Pensar que durante toda su existencia, la mayoría de los hombres no han sido ni siquiera mujer!... ¿Cómo es posible que no se aburran de sus apetitos, de sus espasmos y que no necesiten experimentar, de vez en cuando, los de las cucarachas... los de las madreselvas?
Aunque me he puesto, muchas veces, un cerebro de imbécil, jamás he comprendido que se pueda vivir, eternamente, con un mismo esqueleto y un mismo sexo.
Cuando la vida es demasiado humana —¡únicamente humana!— el mecanismo de pensar ¿no resulta una enfermedad más larga y más aburrida que cualquier otra?
Yo, al menos, tengo la certidumbre que no hubiera podido soportarla sin esa aptitud de evasión, que me permite trasladarme adonde yo no estoy: ser hormiga, jirafa, poner un huevo, y lo que es más importante aún, encontrarme conmigo mismo en el momento en que me había olvidado, casi completamente, de mi propia existencia.

16 octubre 2006

UN POEMA DE MACEDONIO FERNANDEZ

POEMA A LA MEMORIA EN LO ASTRAL

(Yo todo lo voy diciendo para matar la muerte en "Ella")

TESIS: Es más Cielo la Luna que el Cielo, si una Cordialidad de la Altura es lo que buscamos.
Astro terranalicio de la luz segundaastro terranalicio de la luz dulceque con aventura extraña visitas las noches de la tierra, unas sí y otras no, pero siempre de una noche para otra con diversa libertad de visita, siempre o más breve o más deteniday cada serie de tus visitas comienzas tímidamente y mitad creces noche a noche y mitad decreces noche a noche, haciéndote un visitante diferente de noche en noche, para en mínimo ser cual comenzaste partir a un no volver de algunos días.Astro terranalicio de un día sí y otro no, de una vez más y otra menos, pero que no dejas nunca de serlo.
¿Para qué astro eres entonces visita de sus noches, pues no eres terrenal en tus ciertas ausencias, o es que los otros días piensas en ti sola como sólo en la tierra en las noches de tu plena luz?Dile a un poeta que no lo sabe todo, si está hecha tu ausencia con un pensar en ti, o quizá con un lucir a otro. Porque poeta es saberlo todo.Trechos de tu órbita la tierra no los sabe, y ella tan cierta está de algún imposible tuyo para tenerse en sus noches y este amor alternante no se enduda, en tanto en mí, hombre de continuidad en humano amor me puso incurablemente en sospecha.Pero te amamos tanto, astro de la luz segunda, tu dulce luz tanto amamos memorizando a la tierra el sol no presente con tu luzrecuerdo; yo al menos te amo tanto, que cuando vuelves ceso de creer en tu ausencia de ayer y de otros días. También como la tierra, yo creo que sólo por imposible ayer no estabas.
Astro memorioso que esmeras un día de cada dos en tocar de diurnidad la noche terrenal,cual si supieras que la memoria solar de la tierra solaricia es desfalleciente de un día a otro alternado díay si antes y después le has de hacer noches diurnales a la tierray lo haces tú, tú que no tienes olvido por ausencia, tú que ausente por noches fías en la memoria de ti por la tierra, inquiétaste por la memoria solar de la tierra.Tutora de la fidelidad terrenal al recuerdo del sol, en eso eres solaricia; pero eres terranalicia en tu fidelidad de compañía a la órbita de la tierra.He comprendido un misterio tuyo pero éste no.Terranalicia tú, solaricia la tierra ¿es que velas por toda la memoria en el mundo y amas más las memorias, por más reales, que los presentes? Aquí callo sin comprender.
¿O es que no nos vienes en tu amor sino en un menos amor y en principal cuida del amor solario de la tierra?Cuando te veo recién arribada, alcanzado por ti nuestro borde, pareciendo vacilar allí y como a emprender un rodar a lo largo del horizonte por gustarlo, y luego te pliegas a un ascenso ¿qué nos quieres decir así?Quedemos sin saberlo hoy también; mañana, más tarde - para qué son nuestros días sino para trabajar más y otra vez los misterios - más enérgicamente, en buena hora de mi espíritu contemplaré, escucharé el misterio de tu sentido en el misterio todo.
Cuando tú quieres ser el ojo del ciprés y con un mirar obseso aferras nuestra contemplacióndebemos comprenderte dolorida, tanto como cuando nosotros en un no poder ya resistir nos revolvemos como tú ahoraoh único astro que mira(pues todos los otros saetan ásperos de chispas que nunca miraron).Oh único astro de mirada,nos revolvemos clamando hacia el no ser.Y ya ahora te desprendiste del follaje y tiendes hacia el horizonte,te serenas, vagasy cuando la nubecilla en gran viento flota, te aguzas flecha disparada de ella vertiginosapara detenerte, serenarte cunado huiste bastante de aquel pasajero copo al que le opusiste tu fuga, caprichosa tristey complacida de tu juego y nuestro asombro, nos encaras con ligerezay en fin vas cayendo con ladeado mirar distraído hacia el borde del mundo.Y ya te fuiste, con tus pobres dichas y quejas.En toda la andanza, sólo en el perfil de los cipreses lloraste, y tanto que pediste nuestra piedad.Y ahora por faltar tuyo un cielo sin mirada en las noches,ahora sólo habrá astros que agitan, no tú que acompañas.Oh, sí, acompañascon cuántas gracias saltas de copa en copa siguiéndonos entre los árboles con tus saltitos de luz a sombras.
El único mirar dulce que viene de lo alto es el tuyoel chispear del viaje de indiferencia de las otras estrellas molesta y agita, y no nos mira.Heridos de ellas, corremos a ti cuando aparecesy con dolor nuestro comienza la ausencia tuya.Sí; porque pudiera que el móvil chispear de las estrellas sea dolor como hay dolor en nosotrospero es que tú, luna, que también sufres, miras y acompañas.Eres más sabia o afortunada en la mitigación participante.
Qué es la luna no lo sabemos hombres y aún artistas y poetas, qué sentido tiene su ser y sus modos, su adhesión a la tierra, su seguimiento al sol, su mediación mnemónica entre la tierra y el sol y por qué quiere hacer diurnales unas y no otras de las noches terrenas, y tantas cosas más, neciamente explicadas, que de ellas ignoramos pero que sólo puede explicarlas la doctrina del misterio.Que el sol te atrae, que la tierra también, que recibes la luz del sol y sin amor, por fuerza la reflejas a la tierra, éstas no son explicaciones; no se nos dice por qué el sol brilla, por qué en torno suyo gira la luna en torno de la tierra, ya que pudo ser otramente; por qué hay una luz interceptable, por qué hay una luz que tiene sombras, por qué ceden a su paso unas cosas y otras no y hay lo opaco y lo traslúcido.Mecánica dirá por qué, pero yo no pregunto sino para qué razón para el alma, pues conciencia se anula si admite un mundo rígido, y todo el porqué físico no es más que decirme el antes de algo, o sea una evasión no una respuesta.Lo que anhelamos explicar es qué debemos sentir y adivinar ante estos hechos, ante el comportamiento lunar, qué nos quiere decir y de qué manera concierta con el misterio total único. La espontaneidad, el acontecer libre, no es una respuesta; es un renunciamiento explicativo.
Todavía no poeta, no soy poeta, no hay poeta, pues de esto no se sabe. Hasta ahora, pues, sólo vivimos.Debió enseñarsenos y debimos entenderlo antes que nuestro saber ignorado innato y luego nuestro acto nos hicieran gustar por primera vez el pecho materno. ¿Pero cómo, se dirá, ha de esperar el niño a conocer el sentido de la luna para empezar a nutrirse, si en tanto morirá? ¿Pero por qué, digo yo, ha de precisar nutrirse antes de entender el sentido de la luna y se ha de morir si deja lo uno por lo otro? La ciencia nada explica, es evidente; pero el poeta no lo dijo nunca tampoco, aún.Y yo miraré la próxima luna todavía sin entenderla.
Oh luna, que puede amarse, bien me pareces pobrecita del cielo.