22 abril 2008
César Vallejo
"... un poeta piensa que, por ser poeta, no puede hacer otra cosa que versos para ganarse el pan. Día y noche escribe versos. No quiere ni se esfuerza por franquear los otros campos de trabajo. ¿Hacer zapatos un poeta? ¡Qué ocurrencia! ¡Qué indignidad! ¿Conducir un coche? ¡Qué ofensa! ¡Qué vergüenza! Unas manos que escriben poemas más o menos perecederos o inmortales, se mancharían y estropearían si luego de dejar la pluma pasaran a aserrar madera. El poeta, el novelista, el dramaturgo, de este modo, se han parcializado, sustrayendose a la hermosa pluralidad de trayectorias de la vida y amputándose así otras tantas multiples vías de sabiduría y riqueza emocionales. Se han profesionalizado. Están mutilados. Están perdidos..."
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